12 de agosto de 2007

Agricultura y alimentación mundiales

La economía agrícola es la actividad agrícola caracterizada por unas determinadas estructuras de tenencia de la tierra y de control/tecnología de los procesos de reproducción biológicos.

La infraestructura agrícola es el conjunto concreto de inputs y outputs agrícolas de que dispone una sociedad. La infraestructura agrícola influye en la estructura económica porque proporciona la base alimenticia, materias primas, etc., y porque en función de las relaciones de propiedad de outputs e inputs agrícolas, se definen clases o subclases sociales (terratenientes, capitalistas agrarios, jornaleros, arrendatarios, campesinos por cuenta propia, etc.) que forman parte de la estructura económica.

No sólo existe una relación sociedad-naturaleza sino también la economía agrícola-naturaleza puesto que la agricultura siempre dependerá de la Naturaleza. La existencia de propiedad territorial conlleva la existencia de la renta diferencial, beneficio que no procede del trabajo humano sino de las características naturales.
El papel de la agricultura en el capitalismo.

En las sociedades precapitalistas la agricultura tenía un papel fundamental, era la base económica. En la transición del precapitalismo al capitalismo era por lo tanto la que más radicalmente había que modificar. Estos cambios estructurales afectaron a la base económica de la sociedad feudal, modificando tanto las relaciones económicas y de poder (nivel de la estructura: revoluciones burguesas antifeudales y reformas agrarias) como el desarrollo agrícola (nivel de la infraestructura: revoluciones agronómicas).

La capitalización de la economía agrícola supuso la mercantilización de la tierra, de los medios de producción y de los productos fruto de la actividad agrícola. La economía agrícola pasa de ser una abastecedora de productos (valores de uso) para satisfacer las necesidades alimenticias de la sociedad a productora de mercancías (valores de cambio) para satisfacer las necesidades de la acumulación de capital. Esta capitalización también causó la desvinculación del campesino de la tierra y de los medios de producción, implantando progresivamente la privatización y asalarización.

En las primeras fases de la economía agrícola capitalizada se la obliga a abaratar el precio de las mercancías-alimentos para cumplir el objetivo capitalista de disminuir el capital variable. Para ello se aumentará la productividad. Implicará también un subdesarrollo agrícola en las colonias, al supeditar su infraestructura agrícola a las necesidades de la metrópoli.

En la tercera fase del capitalismo, la revolución tecnológica mengua la dependencia de la naturaleza con avances como la manipulación genética, la creación de microclimas artificiales y la previsión climática vía satélite. La nueva economía agrícola característica de esta fase está centrada en la agroindustria, liderada por un escaso número de empresas multinacionales que gestionan una nueva división internacional de la producción agrícola. Esta vinculación de la agricultura con la agroindustria difumina la separación entre el sector primario y el secundario.

Tipología agraria del Centro

Existen 3 tipos de explotaciones: las capitalistas, las mercantiles simples y las de subsistencia o autoconsumo. La explotación agraria del Centro se caracteriza por la tendencia al tamaño óptimo, la mecanización, el elevado consumo energético y químico, la competitividad basada en la máxima productividad y en los precios, la tendencia a la sobreproducción con sus excedentes agrícolas y la acusada dependencia del sistema financiero.

La agroindustria son auténticas empresas manufactureras que se consideran el sector primario del sector secundario. Sus características son la absorción de la producción de pequeños y medianos productores y la diversificación de su oferta cubriendo todo el sector alimenticio. La producción para un mercado mundial supone la estandarización de los productos alimenticios y la tendencia a la homogeneización de los gustos y dietas de los consumidores.

El progreso agrícola que hemos vivido en el Centro del Sistema ha potenciado el uso sistemático de pesticidas, herbicidas y abonos químicos, la manipulación genética para aumentar rentabilidades, la mecanización máxima y la informatización entre otras.

La organización interna de la economía agraria ha sido modificada desvinculándose del ámbito rural de explotación configurando a las empresas agrícolas dominantes como Grandes Corporaciones.

El agricultor obtiene sólo de un 5 a un 10% del precio de producción final, el resto se reparte entre proveedores de materias primas y medios de producción agrícolas, la comercialización, el transporte y almacenamiento, envasado, publicidad, costes financieros, minoristas, etc.

La figura del agricultor dueño y trabajador de sus propias tierras se sigue manteniendo en formaciones sociales capitalistas viejas como el sur de Europa, su inestabilidad permanente exige ayudas y subvenciones para no ser absorbidas por el mercado y la lógica capitalista. Las razones son: cubre las necesidades del mercado local, por razones electorales, ofrece calidades mayores, tiene culturas y tradiciones alimenticias diferentes.

Tipología agraria de la Periferia

La economía agrícola de la Periferia se tuvo que adaptar ante las agresiones del Centro por lo que pasaron por un proceso de capitalización distinto: Sólo se producen reformas agrarias después de la 2ª Guerra Mundial. Como herencia de la dase colonial-imperialista hay dos tipos de economías agrícolas:
-Los latifundios de explotación: muchas pequeñas propiedades, en suma grandes superficies. La propiedad real de la tierra está muy concentrada a manos de la burguesía terrateniente/capitalista periférica o en manos de multinacionales del Centro.
-La explotación mercantil simple o de subsistencia: con baja productividad y ligada al autoconsumo y mercado local es ejercida por la mayoría del campesinado pobre.

LA PRODUCCIÓN AGROALIMENTARIA MUNDIAL

Como principales características estructurales de la producción agroalimentaria mundial se pueden destacar las siguientes:
-El Centro produce y consume los inputs industriales para la agricultura. La Periferia está menos tecnificada y es menos productiva excepto en las plantaciones.
-El Centro tiene, proporcionalmente a su extensión, más tierras en cultivo.
-El Centro sólo tiene que dedicar una pequeña parte de sus recursos humanos a la agricultura, mientras que en la Periferia es la mayoría de la población la que se dedica a ello.
-En EEUU y Canadá hay el doble de tractores agrícolas que activos agrícolas (payeses), en Europa hay un tractor por cada tres payeses, mientras que en la Periferia en su conjunto apenas hay siete tractores por cada mil activos. Por ello, las diferencias productivas entre Centro y Periferia son abismales.
Los únicos medios de producción que se usan indiscriminadamente en el conjunto del sistema son los fertilizantes.

El Centro produce mayoritariamente alimentos. La Periferia produce materias primas agrícolas y productos exóticos que acaban siendo los postres del Centro. La producción de cereal, patatas, algunas frutas como manzanas y uvas, leche, carne y huevos a escala mundial tienen lugar en el Centro. La Periferia es productora de arroz, oleaginosas, azúcar, café, cacao, té, bananas, cítricos y de materias primas como el caucho, las fibras vegetales y el tabaco.

La estructura agrícola mundial tiene al Centro como poseedor de la mayor parte de alimentos mundiales, mientras que la Periferia se esfuerza por conseguir la autosuficiencia alimentaria en un marco dependiente tecnológicamente.
El modelo productivo agrícola del Centro, intensivo en energía y tecnología, no es extensible a la producción agrícola mundial, tanto por el mantenimiento del monopolio capitalista (el Centro no quiere perder su papel como dueño del poder alimentario mundial), como por el carácter despilfarrador y estandarizador del mismo, que incluso hace no deseable su extensión universal.

EL COMERCIO AGROALIMENTARIO MUNDIAL

La mundialización de la economía agraria lucha contra el proteccionismo de las agriculturas locales que son las que más medidas proteccionistas reciben.
La Periferia es totalmente dependiente del Centro en la importación de inputs agrarios excepto en el caso de fertilizantes que transformados en la industria química del Centro vuelven a ser reexportados a la Periferia.

Asia absorbe de un tercio a la mitad del comercio agroalimentario y América Latina es la principal región exportadora. África es el continente menos integrado en este comercio internacional, de hecho, depende de la ayuda alimentaria, aunque es el principal exportador de fertilizantes brutos con un 37% de las exportaciones mundiales.

Las guerras comerciales y el elevado proteccionismo de algunos países han convertido a la regularización del comercio internacional agrícola en una de las más difíciles a través del GATT. Es una competencia intercapitalista en la que, por una parte, los capitalistas agrarios más débiles exigen la intervención del Estado para salvaguardar sus intereses y, por otra parte, los capitales más fuertes de la agroindustria compiten entre sí por conseguir más cuota del mercado mundial que se encuentra básicamente en el propio Centro.

Las exportaciones de materias primas de postres (azúcar, café, té, cacao, tabaco, etc.) al estar controladas por el monopsonio de las grandes corporaciones agroindustriales, sufren la imposición de precios bajos por parte de éstas.
La Periferia depende cada vez más de la importación de alimentos para la alimentación de su población dependiendo cada vez más de la ayuda alimentaria que no queda incluida en el comercio, sino en la cooperación norte-sur. Esta dependencia se ha duplicado entre 1970 y 1990 en el conjunto de la Periferia.

Mientras que en el Centro la sobrealimentación es un problema sanitario y la industria de la alimentación, junto con la farmacéutica, se afanan en lanzar al mercado productos que no engordan, cientos de millones de personas en la Periferia mueren por hambre o por enfermedades relacionadas con la subalimentación. Según el PNUD, los países menos adelantados no alcanzan el 90% de sus necesidades calóricas mínimas.

La ayuda alimentaria del Centro a la Periferia se ha mostrado históricamente como insuficiente, a menudo incoherente por descoordinación e intereses económicos. En algunos casos esta ha sido incluso contraproducente ya que ha arruinado la oferta local de alimentos.

En un mundo en el que dos cientos millones de niños y menores de cinco años están desnutridos, a la vez que montañas y lagos de mantequilla, leche, aceite, etc. son excedentes a destruir para mantener los precios remunerativos del capital agrícola, no basta con constatar que el mercado no resuelve el problema de la alimentación mundial sino que hay que profundizar en las condiciones de producción que, a través de la distribución, producen un consumo tan inhumanamente desigual.

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